Para leer Faustos Marginales
Sólo el populacho tiene el valor de innovar,
de pronunciar mal, de ir haciendo mudarse
los giros y las expresiones. Así les da vida.
—Alfonso Reyes: De la lengua vulgar

FASTOS MARGINALES se llama el libro de cuentos de Adolfo Cárdenas Franco, que hoy viernes de soltero se presentará -¿dónde si no?- en Espacio Portales. Ya todo está preparado, hace dos lustros que Adolfo estaba con la idea, desde el 81 comenzó a escribir los cuentos, en los gloriosos tiempos de la UDP y de los misiles siguieron saliendo estos extraños relatos, y el último el año pasado. FASTOS MARGINALES. Hace dos semanas hemos preparado la lista de invitados, y hoy, salvo casos de incendio, terremoto, golpe o muerte, autor y libro se presentarán con todas las de la ley.
¿Pero quién es este coso llamado Adolfo Cárdenas? Un hombre suave y pequeño, sabe inglés y coba, admira a los aymaras y es albino. Piensa en el Altiplano y en el Alto -por compensación-, vivió en Obrajes, y para completar el chiste, ahora vive en ALTO Obrajes. Kantus... gregoriano. Sicus del frío y campanas monásticas. Pero eso de suave es hasta por ahí nomás; es un hombrecito de strong opinions y no hay tu tía: eso de la fama, la democracia, las concesiones, lo tienen sin cuidado. ¿Qué más va a pedir a la vida si tiene una hija llamada Libertad, unos amigos con quienes farrea y un libro que presentará esta noche?
FASTOS MARGINALES. Para leerlo hay que ser puro. Y yo, que he caído en las trampas de la flojera, la superficialidad y el descreimiento, me permito sugerir el siguiente entretenimiento previo:
Siéntese, descanse y no piense en nada.
Olvide todas sus lecturas, incluyendo títulos de libros, géneros literarios y preconceptos de belleza.
Piense que usted no es el único genio de La Paz.
Escuche, sienta, mire, estamos en el primer día de la creación y usted es un niño o un extranjero en este planeta de Alajpacha.
Tómese un poco de valeriana y algún alucinógeno. Sea humilde, como en el amor.
Piense que el vidrio molido no es dañino, puesto que no lo ha probado.
Visite esta noche Portales y adquiera el libro. Léase preferentemente de noche, con frío, en los mercados de cholas y por la Buenos Aires.
Difícil, difícil, camarada. Esta noche será, en todo caso, una fiesta, se hablará en coba y en inglés, reiremos y suspiraremos y tomaremos al vino por las astas. Luego comenzará la farra y los bueyes1 dirán: “Pobres muchachos, se alegran de tan poca cosa y malgastan sus energías”. Y al día siguiente, silencio. “Aquí no ha pasado nada”. Y otra vez silencio. Y Adolfo querrá hacer video, radio, escuelas para infantes, cine, "qué se yo", como diría Vargas Vila, Vargas Llosa o Vargas Severiche.
“¡Adoooooolfooooooo!”
Y después de hacer todas esas pruebas, Adolfo volverá —adicto y solitario, porfiado aymara albino— a sus demonios, a sus sueños de palabras, palabras-sueños, incomprensibles, porque como dijo San Agustín: “la explicación de las palabras es tan quimérica como la de los sueños”.
La Paz, 16 de junio de 1989
1 "- Tío, ¿qué es un buey?
- Un toro que ha entrado a formar parte de la Academia."
Paul Valery