Daniela Renjel
Llegó a la literatura por error, ya por aquellos años su psicoanalista le había aconsejado no pensar. Leer representaba la evasión que su joven y agobiada mente necesitaba, mientras que escribir hacía lo contrario: permitir tomar conciencia del agobio, por eso desapareció los cuadernos de su casa.
Veintiún años después, hace lo que no pensó que haría: hablar de ella en tercera persona, contar lo que pensaba que era la literatura, escribir diarios ajenos y poesía, y leer historias desde el celular. En su tiempo libre da clases, canta, edita, coordina un postgrado, hace llaveros, cuenta la vida de otros y dirige una revista.