Jano bifronte: Lo humano entremezclado con lo fantástico
Jano bifronte, libro de Fernanda Verdesoto Ardaya. ¿Novela, volumen de cuentos? Creo que no hay por parte de la autora necesidad de dar importancia a los géneros cuando de lo que se trata es de hacer del lenguaje un vehículo que pueda transportarnos a los universos que se ha propuesto exhibir.
Hay una presencia que a ratos me parece no ser, Jano, el de los dos rostros, frentes que señalan opuestas direcciones. No es gratuita la elección, cuando en su prosa navegamos. Dualidad entre realidad y ficción, entre memoria y olvido. Lo humano entremezclado con lo fantástico. Humano es también el mundo de los seres e incluso de los objetos que nos rodean. Presencia animada de cosas que creíamos inertes pero que en la prosa de Fernanda toman vida; a ratos incluso lo he sentido como si hubiera una subyacente experiencia malévola y en otros placidez de inocencia. Otra vez el juego de contrarios en uno mismo.

Marcada y sutil línea entre lo pretérito y lo porvenir, con la no certeza de un futuro y el recuerdo de un pasado. El gallito de las Alasitas que desde el fondo de su estante lleno de otros como él juega su destino a la eventual presencia de alguien que por azar, pero también como decisión singular, hará de este objeto de distracción y contento miembro activo de otra vida que no sea la de la constante espera. Objeto de contento decimos pero pesa su contraparte de tristeza y hasta de angustia. La fragilidad de los sentimientos suele habitar al borde de un abismo que hace de muro y hace de viento al mismo tiempo.
La muerte bajo el escalpelo frío de los galenos que van desarrollando sus tesis con pausada gelidez. Lo que estaba vivo ahora yace muerto y lo muerto al ser descrito resucita de manera trágica para sufrirlo de nuevo. Frentes que observan a distintos lugares pero que conservan una nuca común que explica que nunca podrán ser tan diferentes entre sí cuando parte de la materia pensante es conjunta. Por más errantes que vayan en sus búsquedas o apreciaciones siempre habrá un reflujo en donde hayan de concordar en algo. Esta experimentación compleja guarda su asidero en la palabra, es ella la que impide desbarrancarse.
Libro complejo en el sentido de que sus miradas pueden tener diversas interpretaciones. Existe una permanente atención hacia la identidad. Nada más difícil que hallarla en un mundo tan diverso y complicado como el de la autora. Ese es uno de sus juegos y lo realiza con maestría. Gatitos que se disipan en la música, santos asesinados, gallitos desesperados, todo es posible y todo es real en lo ilusorio.

Dice Mary Carmen Molina Ergueta, en la contraportada que es una suerte de prólogo: “La problematización del relato de la historia, la experiencia de la soledad y el encierro, la fragilidad del cuerpo y la posibilidad del renacimiento configuran los caminos de unas miradas y voces escindidas que, en cada uno de los cuentos, se sitúan y hablan desde una contemporaneidad atravesada de incertidumbre”. Se trata, de manera evidente, de un texto denso pero jamás en mal sentido, escrito que exige del lector exclusiva atención. No hablamos de una historia, o algunas, contadas de manera literal sino de recovecos, rincones, aristas de un argumento nebuloso que van abriéndose paso en la palabra hasta llegar al efecto deseado, el haber dado forma a una idea, haber narrado, incluso en las circunstancias más caóticas, un cuento en sí mismo único y extremidad importante de un conjunto mayor, el cuerpo de la obra completa.
Esta diversidad presenta por tanto escenarios muy dispares que no afectan el mensaje contradictorio, de enfrentamiento interior, de cada uno de los relatos. De si podemos concentrarnos en el espíritu femenino de sus letras, creo que sí. Intento hallar un antecedente literario de Fernanda Verdesoto y no lo logro. Bien puede que no lo tenga o en caso de que sí, este sea ajeno a mi conocimiento. Eso le da una perfecta autonomía de obra lograda en sí y para sí. El ejercicio constante del verbo como objeto animado, inquieto, saltarín, presta a Jano bifronte, en lo austero de su densidad, una envidiable dinámica.
Experimentación del lenguaje sin ambages. La autora, graduada en Literatura en Buenos Aires y La Paz, inicia en la literatura boliviana un trayecto con mucho ignorado. Celebremos eso.
