El camino que nadie elige: ‘En tránsito’
Es la existencia el limbo. Es un espacio entre la vida y la muerte, entre el ser y el no ser. Este es un resumen superficial del libro de cuentos En tránsito de Karen Veizaga, apenas una capa de polvo que esconde la profundidad que explora. La obra, en realidad, se abre paso entre las grietas del pasado de sus personajes.
La lectura de este libro obliga a ver la vida sin censura, sin limaduras a la aspereza. No oculta los callos del alma de quienes son carne en estas historias. El silencio parece estallar ante un mal movimiento, un mal cálculo, un mal día. Una golondrina no hace verano, ¿qué tal la primera gota de una tormenta que precede a un ciclón?

Las ocho historias de este libro recorren un samsara del que solo es posible salir a través de la pérdida de una parte del ser. El sacrificio es necesario para la metamorfósis, no, de forma necesaria, como un proceso evolutivo; más bien, como una etapa inevitable en el andar de un camino que nadie elige.
Contención, es el concepto que sostiene el laxo paso del tiempo. Aprisiona la locura que es la única realidad posible en un universo moldeado por la arbitrariedad de quien decide aceptar las reglas de este juego.
Se repite cual mantra: nadie elige el camino. ¿Acaso, es posible elegir el destino? Un padre ausente, un amor no correspondido, una pendejada en la adolescencia. El mundo aún gira después de la última exhalación del cuerpo. ¿Qué sentido tiene, entonces, este tránsito?
No hay respuestas. Lejos de lo vacía que aparenta ser esta afirmación, construye las preguntas que forman el armazón que protege el vacío, el silencio, que guardamos en la intimidad.
En tránsito cuenta las historias que no nos atrevemos a contar, aquellas que están atrapadas en una copa de vino, en un encuentro con la muerte, en los trozos de algo que pudo ser vida. Son esas las historias que, en último término, definen el libre albedrío.
¿Qué hubiese pasado si? El número de jugadas posibles en el ajedrez es mayor que el número de electrones en el universo. Cuántas elecciones posibles hay en una decisión. Quizá somos todas las fichas y el tablero, los jugadores y el tiempo que transcurre en la partida. Quizá somos más que peones obligados a ser un mínimo movimiento. Quizá somos capaces de quebrar el vacío y llegar al final de nuestra historia por voluntad y no por azar.