Matasueños: un paseo mágico por la ciudad de La Paz
Buenas noches a todas y a todos. Estoy muy feliz de estar en la presentación del cuarto libro de Adrián que es un amigo muy muy muy muy querido. Soy su fan porque suele escribir libros con personajes femeninos fuertes, fuera de lo común, observadores, disruptores y extravagantes. Es como que, en cierto modo, siento que Adrián tiene una tradición del tipo de Antígona boliviana. Yo me dedico a hacer psicoanálisis jungiano, entonces lo analizo desde arquetipos, y en los cuentos de su libro más reciente Matasueños (Ed. 3600, 2024) ves una creación mitológica muy interesante.
En los libros de Adrián encontré mujeres que logran evidenciar la violencia, el poder, la virilidad, el patriarcado. Eso me parece muy interesante de este libro también: es una mujer que logra desenmascarar al patriarcado y eso implica toda una estructura de deseo que hay detrás de este.
Matasueños nos da un paseo mágico por la ciudad de La Paz, por sus distintas zonas. Nos permite conocer espacios más allá de lo espacial-geográfico, sino desde una óptica más sagrada, lo cual es muy importante cuando estamos hablando de magia. Adrian, en este libro, descubre el significado más profundo de estos espacios; es decir, ya no nos encontramos con un espacio específico sino con lo que está detrás: su historia, para poder asi encontrarnos con su energía, con ese algo que no es visible a los ojos, pero que es de suma relevancia en lo vital.
De la mano de su personaje más bruja —es decir su personaje más poderoso escrito hasta ahora —, Adrián descubre el mundo, lo devela, evidencia sus máscaras y secretos. Los espacios dejan de significar nada y se ve su significado real. Devela los mecanismos de la substracción de energía que básicamente consiste en “donde está la atención, está la vida”. Y acá me pregunto si esta presentación de su libro no es un ritual con el que Adrian está cosechando nuestra energía.
Asimismo, en estas páginas Adrián nos advierte de los ciudadanos más “ilustres” de esta o cualquier ciudad, quienes han podido imponer el orden del mundo como lo conocemos. Los que deciden de qué va el mundo, de qué es, de quién es, los que designan cómo nos tenemos que alimentar, quién vive y quién no. Humanos que deciden también los valores superiores y por los que vale la pena morir. Como buen psicólogo, Adrian también devela las motivaciones de los personajes, sus deseos más egoístas, que van desde la vanidad femenina y su contraparte la lujuria masculina, los apegos afectivos que si no son regulados no dudarán en convertir al objeto de su afecto en algo menos que un objeto, algo así como un zombie.
Lo que más he disfrutado de Matasueños ha sido el descubrimiento de cómo se hizo, dentro de la trama, a la personaje Matasueños, protagonista de cada uno de los nueve cuentos que componen al libro; ella es forjada en una suerte de condena, un destino impuesto desde niña en el que lo que usualmente está destinado a ser olvidado (muertos y fantasmas), reprimido (intenciones subjetivas), lo no visto o lo disimulado, la Matasueños lo ve. En ese encuentro con ese real, sin velos, no hay disimulo, no hay cabida a nada más que a la crudeza y a cierta crueldad. Y es así que la Matasueños responde perfectamente al arquetipo de la bruja: mujer sabia, oscura, fría y poderosa. Como buena bruja, también vemos la relación de la Matasueños con sus animales, sobre todo con su gata protectora, porque obviamente si hay bruja no puede faltar su gato. El asunto es que ella siempre fue bruja, desde siempre fue vieja, no pudo ser niña ni ser hija. A través de ella se amplifican los deseos e intenciones de las personas. Es por ello que es la mata sueños, es decir, la rompe ilusiones. Este es un proceso necesario en todo este viaje que es la psicología, el psicoanálisis, para por fin reflejarte a ti mismo y tal vez autoregularte o no. Depende de lo que nosotros escojamos.
Así que los invito a leer este hermoso libro, me encantó. No sé si estaría dentro de las estanterías de literatura, de psicología o de esoterismo y magia negra, y por eso tengo que decir felicidades Adrian, haz develado muchas cosas, no sé si puedas salir vivo de esto.