El cuerpo es una cosa, es una situación:
es nuestra comprensión del mundo y el
esbozo de nuestro proyecto.
Simone de Beauvoir
Hablar del cuerpo en una sociedad conservadora será siempre un desafío. Hacerle una oda y ensalzarlo más allá de lo cotidiano implica intrepidez, sobre todo cuando una mujer se refiere al cuerpo femenino, es decir, al propio cuerpo. El concepto de femineidad sigue en la incubadora del dominante patriarcado, por eso, esta colección de poemas transgrede la manera tradicional de pensar a la mujer.
Cervix (Ed. 3600) de Jessica Freudenthal es un poemario que rompe con lo establecido, con toda forma rígida y limitante de ver a una mujer, desde una mirada a la pureza, al estilo virginal, hasta una entrega abnegada a la pareja. La autora brinda una serie de posibilidades para pensar lo femenino, y a su vez, lo maternal. Plantea una mirada a la temática del seno familiar, donde cada persona debería sentirse segura, pero muchas veces sucede lo contrario. En ocasiones, el hogar es un laberinto demasiado enredado donde cualquiera puede perderse fácilmente.
Esta imposibilidad de encontrar espacios seguros, dentro o fuera de una misma, le da un matiz reflexivo a cada palabra pensada y escrita por la poetisa. No solo se centra en el cuerpo como materialidad, también genera sentimientos y emociones que se van destilando desde que se comienza a leer el primer poema.
Son seis poemas, hábilmente enlazados que resaltan la coherencia con la que se ha escrito este poemario, tan atrapante desde el inicio, porque la autora recorre caminos que se supone son conocidos, pero le da una perspectiva reveladora dentro de un lenguaje impertérrito. Se siente el provocativo espíritu confrontacional de las mujeres fuertes; de todas aquellas que, en un momento dado, encuentran un vehículo para expresar su pensamiento y para ello usan el cuerpo, específicamente la mano para escribir cada palabra o la boca por donde se escapa el grito, muchas veces necesario para que el entendimiento de una sociedad congelada por tanta fría rutina, pueda despertar de su letargo.
Freudenthal, deja una huella indeleble en la mente, porque resuena en cada sentido, fluye como el viento suave que nos despierta cuando abrimos la ventana por las mañanas para respirar. En este poemario, se respiran verdades que, llegadas al alma, esclarecen las ideas y hacen que cada mujer sienta un poco de libertad para mirarse al espejo, de rienda suelta a sus no tan puros pensamientos y pueda moverse sin método o límite. En lo profundo de cada una, habita una melodía estridente que hace que vuelva a su valía, cada nota le recuerda que ser mujer imperfecta, es una experiencia que vale la pena vivir.
