La ciencia de la ficción
Recuerdo que de niño trataba de hacer el Kame Hame Ha, sostenerme de una cuerda al estilo de Spiderman y hasta jugaba a ser jedi revistiendo con cinta aislante negra y azul un palo de escoba para hacerme una espada láser. Me gustaba pensar que todo eso era posible… Bueno, me sigue gustando pensarlo.
Y es que, con tantas películas, videojuegos, libros, series, animes o cualquier obra ficticia disponibles me encanta divagar, investigar e imaginar situaciones de ese estilo, con el reto de hacerlas científicamente consistentes. Lo que me entretiene, de algún modo, podría ser posible. Quizá en otro tiempo, quizá en otro universo, pero posible, al fin y al cabo.

Multiverso
Por ejemplo, ¿sabían que un multiverso, al estilo de Into the Spider-verse o de la película Todo en todas partes al mismo tiempo, es algo posible? Es más, incluso es algo muy probable. La ciencia actual no solo hace conjeturas con la idea de un multiverso, sino que se toma muy en serio esa posibilidad. Por eso se sabe de, por lo menos, cinco maneras de que exista un multiverso.
Primeramente, no sabemos a ciencia cierta cuán grande es el universo y muchos científicos creen que hasta puede ser infinito. La palabra infinito suele ser tomada como algo muy muy grande y nada más, pero en realidad es mucho más. Algo infinito abarca absolutamente TODO lo posible. Existe el famoso experimento mental (forma elegante de decir “imaginemos algo bien loco”) de un mono escribiendo en una máquina de escribir por un tiempo infinito. El mono tecleará cosas aleatorias, al azar, random, por siempre y en algún punto escribirá una palabra, así por pura suerte. Pero, si escribe por un tiempo infinito, el tiempo es tan, pero tan grande, que en algún punto escribirá todo Don Quijote de la Mancha de principio a fin, así por pura suerte. En esa lógica, si el universo es infinito, existirá en algún lugar, en algún momento, un Spiderman llamado Peter Parker con algún superpoder de araña.
También tenemos la posibilidad de multiversos con sus universos paralelos, pues tanto la mecánica cuántica como teorías más hipotéticas como la de cuerdas o la inflacionaria trabajan con esta alternativa. Incluso se debate en artículos académicos, en libros, en salones universitarios o en prestigiosos centros de investigación la posibilidad de que todo lo que vemos y vivimos sea una simulación. La posibilidad de que seamos un personaje virtual en una especie de videojuego tan perfecto y amplio que nunca notaremos que lo es. ¿Somos solo un Sims con esteroides? ¿Qué impide que haya otros juegos allí con sables láser o magia de Gemas de Infinito?

Duna
Estos últimos años anduve algo obsesionado con Duna, la obra de Frank Herbert y también con sus películas y series. Esta genial obra de ciencia ficción tiene elementos maravillosos, como planetas totalmente desérticos, gusanos gigantescos de cientos de metros que nadan en arena, viajes interestelares y mucho más. ¿Es todo científicamente posible?
En cuanto al planeta Duna, también llamado Arrakis, fue simulado por softwares de investigación planetaria creados por científicos de la Universidad de Bristol. Resulta que un mundo así es muy posible. Habría pequeñas diferencias a lo que uno encuentra en el libro, pero la mayoría sería tal y cual lo imaginó Frank Herbert. Además, hay elementos como los Ornitópteros (naves estilo libélula) que también fueron imaginados, pensados e incluso planificados por diversos científicos e ingenieros a lo largo de los años. Por ejemplo, Leonardo da Vinci fue el pionero en intentar imitar el vuelo de aves e hizo diseños de máquinas voladoras inspiradas en ellas. Lamentablemente en este nuestro universo, la tecnología actual se ve limitada y las naves de esa forma son muy ineficientes con los materiales que tenemos. No es que no se haya intentado, uno puede encontrar estudios de materiales e incluso demostraciones grabadas de lo poco que durarían naves que “aletean” como insectos o aves. Es más sencillo usar motores para alcanzar alta velocidad y volar con ello (como los aviones o helicópteros). Pero, quizá en un futuro, con materiales más avanzados, sea posible alzar vuelo en ornitópteros como en Duna.
En cuanto a los gusanos de arena, se aplica una famosa ley conocida como la Ley del cuadrático-cúbico. Básicamente, cuando duplicas el tamaño de algo, su masa aumenta ocho veces. Es decir, mientras más crezca algún organismo, será mucho más pesado. Es por ello que existen límites de crecimiento en los seres vivos que conocemos; mientras más grandes, más posible se hace que su cuerpo se lastime a sí mismo por el excesivo peso. En especial en la superficie, parece ser que los dinosaurios fueron el límite de cuán grande puede un animal terrestre crecer. En el mar, el agua ayuda con la gravedad y eso permite animales más pesados (como la ballena azul, el animal más grande que haya existido en nuestro planeta). Entonces animales gigantes como los gusanos de arena, o kaijus como Godzilla o King Kong, son demasiado improbables. Aparte, existen un montón de dificultades con organismos tan grandes, como su alimentación, su respiración y su movilidad. Quizá en planetas con menos gravedad sea posible encontrar animales un poco más grandes, pero eso depende de cuanto quiera uno especular.

¿Para qué cuestionarse esto? Muchas veces la ficción inspira a la realidad, y otras la fantasía puede ayudar a la ciencia a avanzar. Siento que ejercicios como estos, ayudan mucho, no solo a entretener la mente, sino a aprender y crecer. Por ejemplo: diseños de aeronaves como insectos no levantarían tanto polvo como modernos helicópteros; la idea de universos paralelos nos puede ayudar a comprender los límites científicos actuales; aprender a diferenciar un universo real de uno simulado nos puede asistir en nuestras propias simulaciones. La ciencia de la ficción no es solo entretenida, es muy ventajosa.
¿Y tú? ¿Alguna vez te preguntaste si algo ficticio era posible?