Imágenes del cuidado: Antígonas

Desde la antigua Grecia que Antígona ha fascinado a la humanidad. Así que, cuando Samadi Valcárcel y Kathy Bustillos decidieron usarla de inspiración para escribir y poner en escena la obra Antígonas, fue imposible para Fernanda Verdesoto resistir el impulso de escribir sus impresiones de esta obra.
Editado por : Adrián Nieve

Antígona, la de Sófocles, debe ser uno de los libros que más he leído en la vida. Siempre busco excusas para que esté presente en mi cátedra en la universidad, pues es un libro que nunca falla. Uno puede pensar que los estudiantes de hoy en día no van a leer un libro antiguo y, mucho menos, van a comprenderlo, pero nada más alejado de la realidad. Esto se debe a que Antígona, el personaje, debe ser una de las almas más universales que ha pisado la tierra literaria. Sus contemporáneas, así como las mujeres y muchachas de hoy, siempre ven algo de sí mismas en Antígona y, sin lugar a dudas, todos y todas hemos conocido a alguna Antígona a lo largo de nuestro recorrido por el mundo.

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La obra combina diferentes medios que la actriz y dramaturga Samadi Valcárcel aprovecha al máximo. / Foto: Samadi Valcárcel

Entonces, no es extraño encontrar que hoy, en La Paz, haya una obra con cinco directoras y dos dramaturgas que funcione tan bien. Antígonas, la obra, es un reflejo de nuestro reflejo en este personaje. Todas tenemos algo de ella y ella tiene un no-sé-qué de todas nosotras. Por esto mismo, hay diez escenas, que, si bien tienen enfoques totalmente diferentes, se entienden y son cohesivas entre sí a través de un mismo personaje.   

Antígona, aquella concebida por Sófocles, es una mujer contestaria, firme y que se rebela no solamente contra la autoridad irracional del rey Creonte, quien no le permite sepultar según la tradición a su hermano, sino contra un sistema que quiere “ponerla en su lugar” por el simple hecho de nacer mujer. Su propia hermana le dice que hay que saber obedecer y ella sabe responder: No, aunque esto signifique la muerte. Las Antígonas de Kathy Bustillos y Samadi Valcárcel –que podríamos decir que son muchas Antígonas en un solo cuerpo, una sola actriz–, también son contestatarias por excelencia, pero desde otro sentido. Salen de la zona de expectativas, de la sociedad, de la familia, de ellas mismas. Son excesivas, son expresivas, el cuidado del hermano es distinto de lo que se espera de ellas. Asimismo, en la obra hay una ensalada de recursos, un pequeño caos escénico, y que, sin embargo, funciona. Son contestatarias de lo escénico, de lo que esperamos a veces del teatro. De esta manera, nuestras Antígonas contemporáneas completa a la Antígona clásica.    

La obra Antígonas encuentra esta esencia del personaje y la traslada a nuestra vida actual. No es una versión más de la obra de Sófocles, sino que es una reinterpretación y resignificación de esta obra. La obra se enfoca en este personaje, que es actriz, que escribe, que piensa, que hace y rehace su arte, que trabaja en una oficina, que come y come mucho, que cuida a su hermano, en la vida y en la muerte, como se espera que lo haga. Antígona está allí, en cada momento que esta actriz responde a la vida, pero también al sistema que se encarga de menospreciarla. En la actualidad, en nuestra ciudad, no tenemos un Creonte, esa figura que resume todo el sistema, sino que tenemos partículas de injusticias que están en todo lado, están en el aire, en la comida, como una epidemia, como un parásito. Allí está la resignificación en la obra, cada Antígona debe saber contestar y enfrentarse en todos los aspectos de su vida. 

Dentro del montaje, esta obra presenta diversas imágenes espectaculares. Sabemos que hay varias Antígonas: las dramaturgas, las directoras, pero en escena hay solo una. Una Samadi Valcárcel que se involucra por completo con el texto, con el movimiento y, sobre todo, con los objetos. Todos los objetos existen para algo y todos interactúan con la actriz. La manera en que todos, incluso Samadi, se manejan por el espacio tridimensional, fue impresionante, porque se entreteje de forma cabal con todas las disciplinas que la obra abordó: la pintura, el audiovisual, la danza, el sonido. 

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En el escenario solo vemos a Valcárcel, quien encuentra la forma de expresar diferentes estilos, emociones y registros en su cuerpo. / Foto: Samadi Valcárcel

Las imágenes que me dejó la obra las voy contemplando, una por una, como diapositivas. Se me quedan más presentes: un banquete, una danza, una torre, una fusión con la pintura, una comilona.

La comida está presente siempre. Desde el inicio nos lo advierten, la comida puede hacernos estallar, literalmente. Es aquello que nos mantiene vivos, sí, de hecho. Es aquello que debemos proveer para el cuidado del otro, lo que nos da energía. Pero, como todo aquello que nos hace bien, también nos hace explotar por dentro, para desparramar nuestras entrañas por todo lado. Existe una escena, sin ánimos de dar spoilers, donde la glotonería es protagonista a través de la actriz. Pecado, le dirían algunos, pero también es ansiedad, es agarrar más de lo que se puede aguantar, es el exceso que a veces necesitamos y es la sensación de náuseas que nos impone la situación en la que nos encontramos. El texto nos hace llegar a varias conclusiones, todas diferentes, pero, a mí me hizo relacionarlo con la escena familiar. 

La familia nos hace bien, pero también nos hace explotar, alguna que otra vez. El cuidado de la familia, en la vida y en la muerte, nos satisface, y a la vez nos provoca acidez. El rol de cuidado es una paradoja constante y está presente en la obra, en esa mención a las locuras de la familia, a esa sombra de tanto amor que puede significar un hermano que necesita tanto de una. 

Yo sostengo que esta mujer, Antígona, es un gran símbolo de libertad. Y también lo son las Antígonas, ellas, con todo el peso que tienen encima, han sabido liberarse sin necesidad de morir. 

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Antigonas cuenta con dos dramaturgas y cinco directoras de diferentes artes y sensibilidades, todas unidas para darle voz a la protagonista de la obra. / Foto: Samadi Valcárcel

Antígonas se volverá a presentar en La Paz el 29 y 30 de julio en Casa Grito (calle José María Zalles N° 939, San Miguel). Estén atentos y atentas a las redes sociales de Teatro Feroz y Casa Grito para conocer las novedades.

Ficha técnica:
Idea original y dramaturgia: Samadi Valcárcel Rodas y Katherine Bustillos Vila
Actúa: S. Valcárcel Rodas
Diseño, edición de video y mapping: Israel Alberto
Diseño de luces: José Benjamín Salinas Vega Pereyra
Diseño de sonido y música original: Nebai M. Ríos Miranda
Diseño y realización de vestuario: Lita Rodas
Dirección: Gabriela Paz, Sasha Salaverry, Elena Filomeno, Gladys Cruz y Francia Oblitas
Asesoría artística: Gabriela Paz, Mariela Sasha Salaverry
Ensamble: Francia Oblitas, Katherine Bustillos Vila

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