Remando la crisis con un pan de batalla

¿Cuántas de las profesiones quedaron interrumpidas con la pandemia de COVID-19? ¿Cuántos artistas tuvieron que reinventarse? ¿Cómo lo hicieron? ¿Qué opciones les quedaron? En este texto, el conocido Alfonseka, creador e integrante de la banda Marraketa Blindada, reflexiona acerca de estas cuestionantes y presenta además una visión absolutamente humana de lo que significa la labor artística en un país como Bolivia.

He atravesado el umbral del dolor, no es cosa fácil la tercera cepa del COVID-19. No en vano dicen que es letal… me ha tumbado en la noche de San Juan, me descuidé y salí al atardecer a comprar salchichas para tratar de celebrar la fría festividad con algo de distracción en el hogar. 

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La práctica del yoga involucra una profunda filosofía que aúna la meditación con el conocimiento del cuerpo y un vínculo con el Ser. /Ph: Mohamed_hassan en Pixabay

Primero, cayó la primita, que le contagió a la abuelita, de ahí a mi hijita, a mi hijito y a mi pareja, la mamá… yo tuve que contener las energías, brindar el calor humano, curar por unos días el malestar en la familia y afrontar la enfermedad cara a cara, para quebrantarme la que es, según la tradición boliviana, la noche más helada del año. 

Me tendí en el piso con escalofríos, ya veía venirse la dura represalia contra mi salud, pues limpiar a mi familia con energías positivas, transmitirles calor de padre y atención, evitó que cayéramos en el precario sistema de salud, que como bien sabemos, carece de elementos y recursos, tanto humanos como tecnológicos, para resistir la pandemia. Además, te sacan un ojo de la cara y nadie cubre nada (ningún seguro médico es idóneo al parecer). 

Las noches transcurrieron con punzadas de cabeza, corazón, falta de sueño, sudor frío, pesadillas, falta de apetito, insomnio, tormentos psicológicos, depresiones sentimentales. Fueron jornadas de introspección, de reflexión y descontaminación, tal vez de “exorcizar el alma”. 

Varias madrugadas pasaron a vela, con el Palo Santo y la oración que invoca a los Ángeles, Arcángeles, Santos y Maestros Ascendidos, para que acompañasen esta Batalla Espiritual que al parecer es la final, pues tocó madurar y remar en medio de una crisis planetaria que ha hecho colapsar un sistema de vida que estaba establecido. Ahora nos toca ganarnos el “derecho a la vida” y de ser testigos de una apasionante etapa en la historia de la humanidad. 

Mientras me atacan las preocupaciones en el lecho de la habitación y el mal de temporada acaricia el crudo invierno altiplánico, debo confesar que no me arrepiento de ser el emprendedor artista, creativo y soñador, que la vida me permitió. Ahora los escenarios de la vida han cambiado, debemos amoldarnos y confrontarnos, enfrentarnos, depurarnos, para calzar las nuevas sendas de la vida con sus complejidades y posibilidades. 

La trayectoria de una vida

En 2020 se cumplieron 25 años de trabajo en escenarios (1995 – 2020) y tuve que celebrarlos en cuarentena, sin poder ni soñar con una gira de conciertos o con siquiera un par de eventos para festejar esa labor cultural de portavoz de la música Rap y Hip Hop hecha en Bolivia. Me quedé en casa y en familia, pensando en ese cuarto siglo de vida dedicado a la música y la poesía (25 años se dicen fácil, pero solo quienes estamos involucrados en el medio sabemos del duro trabajo de gestión, de la inversión de tiempo y dinero, de los ensayos, de los conflictos, en fin, de todo lo que implica la ejecución de un verdadero oficio en la música). 

Si bien por buen tiempo no hubo estadio Hernando Siles, ni Curva Sur con la Gloriosa 34 y la barra del Club The Strongest, para poder difundir el material dedicado al plantel decano del fútbol boliviano, hay una obra intangible que pude difundir en CD’s entre los ciudadanos de a pie que visten los distintivos del único TRI-campeón profesional en la historia del balompié nacional.

También se echan de menos las Ferias Dominicales de las Culturas en el Paseo del Prado, en las que participé activamente desde 2007 hasta 2019. Ahí se difundió ampliamente el material producido bajo el sello Wakala Discos, que realizó un gran catálogo de música Hip Hop y Rap junto a nóveles intérpretes, artistas en ciernes y gente con experiencia que llegó desde Perú, Colombia, España, Francia, Alemania, EE.UU. a compartir canciones y experiencias desde el fondo del corazón.

Buscando otros rumbos

Mientras uno se encuentra cara a cara con la muerte y con una de las pandemias más aterradoras que nos ha tocado en vida, como seres humanos; mientras asimilas al virus en tu sangre y organismo, ingieres infusiones naturales de todas las hierbas posibles que encuentras en la farmacia botánica de la amada Pachamama, es momento pleno para una catarsis y reflexión sincera, pues a partir de la cuarentena rígida del 2020, uno tuvo que “quedarse en casa” y reinventarse en el incógnito viaje a la oscuridad que se nos presentó y prolongó hasta el presente, donde la crisis sanitaria rige al modus vivendi de la gente y de los Estados del planeta. La crisis económica es una consecuencia y el desmoronamiento del viejo sistema, inevitable. 

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El andar energético y ameno de los perritos, cumple una función sanadora y de distracción en sus paseadores. / Ph. MabelAmber en pixabay.

Caminar las calles con los barbijos, las máscaras, los trajes, las medidas y protocolos de bioseguridad han cambiado la forma de vernos entres seres humanos y al mismo tiempo han inspirado una nueva forma de enfrentarse a la vida, escrita ya sea en poemas o en canciones; ahora toca reinventarse desde los textos, versos y cimientos, para fluir en estos nuevos tiempos con éxito. 

Aún queda mucho por vivir, muchos abrazos por entregar y sonrisas que dar, así he tratado de mantenerme luego de las etapas de cuarentenas (rígida y dinámica) y encarar el 2021 junto a las vacunas, las nuevas reglas estatales y las posibilidades que se plantean en el terreno de juego. Editar los poemarios escritos desde el encierro forzoso del año pasado —que ya van en tres tomos y se titularon Poemas en Cuarentena— es un paso más para sortear con creatividad la crisis existencial que nos toca remar. 

En ese paradigma de la desinformación y ese infinito de posibilidades, surgió en septiembre 2020 la posibilidad de ser profesor de una práctica adquirida y de un buen hábito cultivado, la apasionante meditación, algo que era íntimo y privado, una técnica que fui desarrollando para autosanar y contemplar la infinidad del Ser, se transformó en mi nuevo rubro y medio de generar ingresos. Las clases de dieron por Zoom y me permitieron entenderme desde otro ángulo humano. 

Para no sucumbir en el ínterin de la crisis sanitaria que atravesamos, surgió otra ocupación remunerada, pasear a las mascotas de mis familiares, pues los caninos no entienden de encierros o de quedarse en casa. Paralelamente a la actividad de Yoga y sus clases formales con horarios y jóvenes estudiantes, el vagar con los perros fue una actividad de sosiego, distracción y paz.

Así se han roto esquemas, cambiado poemas por correas y los escenarios del ritmo musical por las mareas de infinita quietud que te brindan las Artes Espirituales. Ganando una absoluta templanza y aceptación al cambio mundial que confrontamos, se pudo componer y registrar un par de canciones, además de producir unos cuantos videos, hacer Facebook Live con temas estreno, colgar en el canal de YouTube nuevo material, actividades que mantienen la “chispa” de la creatividad encendida y te conectan a tu estrella. 

Uno se ampara en las redes sociales, navegando en esa dimensión digital paralela, que de alguna manera ayuda a mantener los pies en la Tierra; aunque suene irónico, es lo más seguro y confiable por estos momentos. 

Ya que nos vemos imposibilitados de facturar por los shows en vivo o directo, es decir, de hacer una vida artística que nos brinde una remuneración económica para cubrir las necesidades básicas del hogar, estamos constantemente involucrados en nuevos procesos de creación, ya sea desde el campo artístico musical o poético, enfocándonos en nuevos mensajes que se acomoden cual soundtracks a estos momentos de la historia, donde nos ha tocado ser protagonistas de nuestros propios destinos.

Han surgido nuevos personajes, como el títere Pirata, y el show bautizado “Rapuppet”, que se expande también en nuevos escenarios, como los minibuses y colectivos de la urbe paceña, donde por unas monedas se levantan las sonrisas de los pasajeros y se les regala unas cuantas melodías de alegrías y fantasías al calor de la improvisación. 

Otro quiebre para poder controlar el remo del barco, en plena crisis sanitaria, fue salir a caminar nuevamente con parlante en mano y discos en la mochila, para encontrar a esa gente tan amada que siempre está dispuesta a sortearte los diez bolivianos por álbum de colección y edición limitada. Material producido de manera independiente y autogestionada por el sello Wakala Discos, donde se encuentra el canto y la identidad, el sonido y personalidad de la música conocida como Marraketa Blindada

Más que un personaje

Estoy contento de mantener esa imagen, ese personaje, esa “leyenda urbana”, ese “Ícono” y otros títulos que me han brindado los seguidores, admiradores y la sociedad en general, es una responsabilidad llevar este “gran poder”, que se logró con pasión y convicción. Es un gran orgullo ser el Alfonseka, mantener la frente en alto y seguir luchando para transmitir esa esperanza y paz, ese amor y unidad, por medio del entretenimiento musical y la comunicación social. 

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Marraketa Blindada ha conseguido consolidarse como un sello particular con una producción diversa y llamativa. /Ph. Alfonseka. Página oficial de Marraketa Blindada en Facebook.

Hay que afrontar y replicar como Dios mande, ya que los “cánones” y “estándares” han sido para siempre cambiados. Mientras rezaba a los abuelos en el Cementerio General de La Paz, y limpiaba del olvido la tumba donde yacen mis venerables, pasé a interpretar un par de nuevas composiciones, como alabanza y homenaje a los seres antepasados que llevo en mi sangre. En ese momento de conexión mágica, una señora adulta mayor que visitaba la tumba vecina, me pidió amablemente que se lo cante a sus “muertitos”, que me iba a “reconocer con unos pesitos”. Luego de salir del trance que te brinda la oración, hice mi labor: cantar como alabanza. Pasamos a otra tumba más —la del hermano roquero—, que se encontraba en otro sector, luego Doña Mechi, en paz y tranquilizada, se despidió cual una “tía amada y lejana”. 

Y así nomás es la vida y la muerte, las dos van de la mano, jalando a su lado, tesando el estado del Ser para que tomemos consciencia y despertemos. Yo pensaba que, con la cara tapada, ya nadie me reconocería —en las calles o avenidas— y gritaría a voz en cuello: ¡Marraketa! Pero pasó, me reconocieron.

Si bien, la “fama” es una palabra abstracta y de distintos significados en un país como el nuestro, la popularidad es algo más digerible como verbo, y te acerca de manera más amigable a ese tu Alter Ego que te ha dado de comer tantas marraquetas como anécdotas épicas, sin dejarse distraer por los miedos colectivos y masivos, siguen llegando las satisfacciones que se cosechan día a día por las calles de la hoyada paceña. Esa energía intangible que emana la Marraketa Blindada es el combustible para mantenerse remando la barca en medio de la tormenta sanitaria y la transformación planetaria.

Como breve homenaje a los colegas del gremio que van dejando este plano para acompañarnos desde el otro lado del velo con su legado, sembrado en canto y música, esperemos que pronto las leyes estatales puedan visibilizar al artista como protagonista de las sociedades y sus realidades, brindándoles un bono de jubilación a los que (como en mi caso) han brindado 25 años y más de actividad artística comprometida e ininterrumpida. 

Y se viene nomás el futuro

Mientras siguen las presiones al pecho, la falta de aire y el poco oxigeno que acompaña la afección pulmonar que se aqueja, el dolor de cabeza surge como un tipo de soroj’chi o “mal de altura”, y parecido a uno de esos ch’aquis inolvidables luego de una celebración matrimonial o del festejo de campeonato del Club de tus amores. La falta de olfato y el malestar parco, te embotan la mente, que trata de cegarte el corazón y la visión, y uno debe ajustarse los cinturones para mantenerse firmes en el trayecto. 

Mantengo mi perfil periodístico de Comunicador Social, escribiendo para LaCarne Magazine sin cesar; más que nunca, uno aprende que en el seno de la familia está esa energía que nos ayuda a sortear con fe el panorama. En los últimos meses logré realizar un montón de entrevistas con medio mundo. A cuidarse y levantarse. 

Continuamos, vapuleados por una gripe extraña —casi alienígena—, que inquieta y distrae cualquier posible creación… Trastabillando en el infinito del interior, el cual debemos describir y descubrir, paso a paso, cada uno de nosotros. Nos aferramos a la rebelde idea de ser “felices ante la crisis”

Un simple y amado epígrafe para no claudicar cierra mi testimonio visceral-espiritual: Verdad, Trayectoria, Triunfo.

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