La Laruta o el jazz de colores

¿Llegará a ser una banda fundamental en el camino que va a recorrer? A partir de una crónica amena y sencilla, Iván Canedo nos transporta por el interesante proceso de Rodolfo Laruta y la Sonora Final Los Andes, una Big Band actual de Bolivia que combina juventud y trayectoria.

Cada ensayo de las cumbias llegaba al grado del esoterismo. El despecho palpitante de Mala mujer no tenía nada que envidiar a la melancolía de García Lorca al otro lado del repertorio. Al terminar las sesiones, con nuestros pocos pesos, íbamos a la pastelería que quedaba en el camino y nos preguntábamos acerca del significado de “me bajaba y lo empujaba” en Qué le pasa a mi camión. Ciertamente cuestiones de profundo existencialismo más allá de lo sexual o, en realidad, por lo sexual.

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Ph: Carlos Sánchez.

Tocar lo más experimental de la ciudad para cinco personas –que tampoco se veían muy entusiasmadas– no era contrario a ser vitoreados en el Teatro Municipal o en la boda donde nos dieron pollo frito; el éxito se medía en cuán buenos eran los solos o cuánto podíamos hacer enojar al Lucho, quien en medio de sus ataques biliares conseguía producir sonoridades que podrían hacer temblar al mismísimo Coltrane. Creo que ahí radica la década de supervivencia, la denominación también jugó un rol fundamental. Rodolfo Laruta y la Sonora Final Los Andes siempre fue un nombre lleno de complicidad, contaba una historia que cada uno podía inventarse, obviamente Rodolfo solo se encontraba en nuestras cabezas (y en la música), eso nos daba una ventaja abismal con el público.

Julio del 2012 fue el inicio del periplo. Juan Andrés estuvo tramando todo con meses de anticipación, desde Europa hasta el primer ensayo en el enorme escenario de la sinfónica. Todo pasó sin mucha novedad, yo igual estaba emocionado por todo, aunque no entendía mucho, como músico clásico que soy, ya que las cosas se ponían raras fuera de mis partituritas. La ch’alla sí que no pasó desapercibida: Etno, ajenjo y una elevada cerraron la noche, ya en casa vi más colores que Lucy.

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La propuesta estética de la Laruta juega oscilando entre diversos límites, musicales, corporales, de lenguajes. /Fotografía: Manuel Seoane.

A partir de ahí cada momento fue una colección de alegrías y errores, instantes tensos o de belleza extrema. Jugábamos con alegorías retando al público; algunas veces la gente esperaba a Rodolfo en el concierto o en una entrevista. Tocamos desde lo más contemporáneo y atrevido hasta las cumbias más “quitacalzón” en palabras de nuestro director. “Tienes que tocar ese ritmo como si mantuvieras a tu familia tocando cumbia” era la indicación común para el batero que no estaba muy a gusto con el ritmo tropical, mientras volvíamos a nuestra esencia con un Drum and bass. En los conciertos era infaltable la mesa para las parejas, desde ahí algunas nos miraban con ilusión de artista, otras con desilusión artista, con el tiempo cambiaron los ojos, pero no las miradas.

Así pasaron doce años, los cambios de integrantes fueron inevitables, distintas razones los alejaron pero la paciencia del Juanan mantuvo al grupo vigente, pasamos de tocar algo de jazz en forma de zamba o huayño a presentar repertorios ultra atrevidos con improvisaciones dirigidas o formas de vanguardia con solos sexys (como tu vieja). De alguna manera todos nos transformamos en la Laruta y a su vez también la fuimos adaptando a nosotros, todo bajo la atenta mirada del Juanan, nuestro director y líder espiritual, que al mismo tiempo arregla, compone, descompone, prepara el almuerzo, lleva pandas al ensayo y nunca se olvida del tinte rojo número 2 para que la mezcla de la Laruta quede homogénea. Palestrina un poroto a su lado.

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¿Cómo se construye la Laruta? En capas, en niveles, quizás escenificando un abigarramiento muy propio de Bolivia. /Fotografía: Manuel Seoane.

Por todo eso seguimos, tal vez no todos y sin saber cuánto más, pero creo que no se trata de eso, sino de conectar sensibilidades con los músicos y el público, con el ambiente y los sonidos, de esa forma, las expresiones escogidas canalizan las ideas que nos permiten entender todos los aspectos del mundo que forma nuestra realidad, ahí lo humano, ahí la Laruta.

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